21/5/10

Almendros


Maestro e intelectual de la II República Española exiliado en 1.939.
“El libro escolar y el libro de texto se distinguen por una diferencia de función. El libro escolar es útil, es indispensable como un instrumento más de trabajo, pero pasa a ser libro de texto cuando su uso impone la norma a la actividad de la escuela.
Esta función desmesurada es uno de los mayores obstáculos para la honda reforma de nuestras escuelas. Suprimid el libro de texto y habréis suprimido planes, procedimientos, métodos, ideales de la escuela tradicional. Afirmo que esa teoría del libro es incompatible con el auténtico progreso de la escuela pública.”
“La escuela ha de ser el contexto donde el hombre se prepare para una vida creadora; pero para eso, la escuela necesita apoyarse en los valores esenciales, tanto del medio natural como del medio social, que son en definitiva los medios natural y humano fundidos, de donde nace y de donde debe operar la empresa creadora de la educación.”
La Institución Libre de Enseñanza defendía que es inseparable la función docente de la acción social. No se usaban libros de texto, se valoraba la comprensión sobre la memoria, se daba importancia a las excursiones y se disponía de mucho y novedoso material didáctico.
En general, los artículos que escribió Almendros no abordaban aspectos propios de la especialidad de ciencias en la que se había formado. Es precisamente el análisis de la realidad de las escuelas lo que le lleva a definir como primera necesidad la enseñanza de la lectura y la escritura, aprendizaje imprescindible para todo aprendizaje escolar, y no sólo que el alumnado aprendiera a leer y a escribir, sino que disfrutara con ello. Su talante científico queda desvelado en su interés por la experimentación y anima a los maestros a que investiguen, experimenten, prueben y tanteen nuevas formas de hacer y nuevos materiales. Él afirma que la auténtica sabiduría está en la investigación, no en el saber.
Almendros creía que sólo a través del conocimiento de lo que hacían sus hijos en la escuela, sería posible que los padres valoraran el interés y la necesidad de que asistieran a la misma. Como resultado se estas reuniones con padres, nació el colectivo “Batec” (latido), pálpito que empujaba la labor docente hacia la búsqueda de nuevas formas en el proceso de enseñanza-aprendizaje que estuvieran más próximas al medio donde radica la escuela y posibilitaran la labor creadora de la educación.
Diario de un maestro exiliado.
Ed. Pre-Textos (Valencia 2.005)

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